¿y por qué es tan importante su prevención?
El glaucoma es una enfermedad silenciosa que afecta a más de un 3% de la población y es, junto con la diabetes, la principal causa evitable de ceguera en España. Afecta principalmente a personas mayores de 40 años y a aquellos con antecedentes familiares de glaucoma.
La presión intraocular normal suele situarse por debajo de 21 mm de Hg. En determinadas situaciones patológicas esta puede aumentar ya sea de forma aguda o crónica.
Este aumento de presión provoca el daño del nervio óptico, lo que supone la pérdida progresiva de la visión periférica.
La mayoría de los tipos de glaucoma no presentan signos de aviso como el dolor o malestar. Existen síntomas visuales casi imperceptibles al inicio de la enfermedad; en la etapa temprana, la pérdida de la visión se produce en las zonas periféricas de la vista.
El daño progresivo del nervio óptico afecta al sistema visual deteriorando y, por último, matando las células ganglionares de la retina, las cuales transmiten información visual desde la retina hasta el cerebro. En etapas avanzadas puede llevar a la ceguera.
Cómo se detecta
El glaucoma se puede descubrir en el curso de un examen oftalmológico completo, siendo la clave para detectar el glaucoma lo suficientemente temprano para un tratamiento eficaz que permita conservar la visión.
Las guías recomiendan exámenes oftalmológicos completos cada tres a cinco años, comenzando por lo menos a los 40 años de edad, y antes de los 40 años para personas con factores de riesgo.
Los exámenes más importantes son: la toma de la presión intraocular, visualizar la excavación del nervio óptico observando el fondo de ojo y el campo visual (campimetría). Otras muy útiles y empleadas son la gonioscopia, la OCT de nervio óptico y la paquimetría.
Quiénes tienen un mayor riesgo
Los pacientes con antecedentes familiares, que tomen corticoides, de raza negra, miopes, con alteraciones vasculares y córneas delgadas.
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